El pasado viaje de Sergio Sánchez, cartonero argentino y miembro del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), al Vaticano fue mucho más que un acto simbólico. Fue la despedida de un referente espiritual y social, un Papa que no caminó entre lujos sino entre los humildes. En representación de millones de trabajadores y trabajadoras de la Economía Popular, Sergio viajó hasta Roma para despedir a quien fue, sin dudas, un aliado y guía para los de abajo: el Papa Francisco.

Desde el Movimiento Nacional de Recicladores de Chile, sentimos este hecho como algo increíble y emotivo. No solo porque un compañero cartonero llegó al corazón de la Iglesia, sino porque lo hizo en nombre de todos los que trabajan día a día dignamente por una vida mejor. El reconocimiento de Francisco hacia quienes históricamente han sido invisibilizados –recicladores, trabajadores informales, excluidos del sistema– es una señal potente de que nuestras luchas tienen sentido y que nuestros pasos dejan huella.

Sergio no fue solo. Viajó con la fuerza y el cariño de miles de compañeros y compañeras. En palabras suyas durante una entrevista en Roma:

“Recién acabo de despedirme de él, así como verlo, y como vine la primera vez en su asunción, y así me despido de verlo siempre a 2, 3 metros de distancia de él. Tuve la suerte de que, la verdad, no pensábamos venir, pues la verdad que no se pensaba, de repente llegó la invitación a poder venir, porque esto es muy costoso. La verdad que me invitaron y pude estar.”

—¿Quién te invitó, Sergio?

“El Vaticano.”

—¿Te llamaron, solo su teléfono un momento y que le dijeron?

“Si podía venir, y bueno, acá estoy, despidiéndome de una gran persona, de Jorge Bergoglio, en pos de decirles a todos los compañeros que pudimos estar en su despedida.”

—¿Se pusieron contentos tus compañeros?

“Contentos no, porque están tristes. Es un momento triste, se nos fue una guía espiritual muy importante para nosotros, que es algo que siempre luchamos por Tierra, Techo y Trabajo. Y ahora el mensaje es que llegue, y que esto se prosiga… lo vamos a proseguir nosotros.”

Estas palabras, cargadas de emoción, nos llenan de orgullo. Porque Sergio habla como hablamos todos. Y cuando él dice “lo vamos a proseguir nosotros”, habla de todas las personas recicladoras, cartoneras, clasificadoras y recuperadoras que desde hace años trabajan para construir un mundo más justo y sustentable.

Francisco no fue un Papa para los palacios. Fue un pastor para los pueblos. Un profeta del Tierra, Techo y Trabajo, como tantas veces lo repitió. Hoy, su partida no es solo una pérdida para el mundo católico, sino también para los movimientos populares que encontraron en él una voz que los visibilizara.

Desde Chile, abrazamos a nuestros compañeros del MTE en Argentina y a todas las familias que lloran esta pérdida. Y reafirmamos nuestro compromiso con esta lucha que no tiene fronteras. Porque la dignidad no se recicla: Se conquista.

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